ILE ACHE WA
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San Lazaro

 Babalú Ayé es elOrisha  de la lepra, la viruela, las enfermedades venéreas y en general de las pestes y miseria. Es muy conocido y venerado. Representa las afecciones de la piel, las enfermedades contagiosas, especialmente las venéreas y las epidemias en el ser humano.
En la naturaleza de día se esconde entre la hiedra, el coralillo y el cundeamor para protegerse del sol. Sale de noche. Orisha muy respetado y hasta a veces temido en Nigeria. Su culto viene de Dahomey (Benin), donde recibe el nombre de Azojuano (Azowano), Rey de Nupe, territorio de los Tapa. Su nombre viene del Yorùbá Babàlúaíyé (padre del mundo), en África se lo conocía bajo la denominación de Samponá o Sakpatá, por ser la viruela y la lepra enfermedades mortales.

En algunas casas santorales Babalu Ayé no se hace a la cabeza de ningún iniciado, se hace Yemaya con Oro para Babalu Ayé, se recibe su receptáculo y atributos. En otras si se realiza la coronación, en dicha ceremonia se realiza un awan con ministras, se llama a Oloshas Omo Azojuano para que monten el Orisha durante la ceremonia, nacen sus atributos dentro del Kutú (fosa que se realiza en la tierra) y se recibe con Naná Burukú Sus Omìerós u  Ossaín no llevan agua, pues es su tabú.

Su número es el 17 y sus múltiplos. Su color es el morado obispo. En el sincretismo se le compara con San Lázaro (17 de Diciembre). Se saluda ¡Jekúa Babalu ayé agrónica!
BABALÚ-AYÉ

Protector contra las enfermedades de la piel y patrono de las curas milagrosas, San Lázaro, el Santo de las muletas y los perros es, junto a Ochún y Changó, una de las entidades de culto más popular y arraigadas en Cuba. Es el dios milagroso pero severo e implacable con quien no obedece o se olvida cumplir sus promesas. Según los patakís él fue muy mujeriego y en sus correrías llegó a contraer la lepra. Es por ello que con sus muletas recorre el mundo predicando las buenas costumbres y el comportamiento recto.

Acompañado de sus fieles perros, nombrados Maravilla y Siempre Viva, llagado y encorvado, camina penosamente sonando unas tablillas que anuncian su presencia, para que la gente huya y pueda librarse de su contagio. Su vestimenta es de saco de yute con retazos de cintas moradas, y porta una escobilla de varetas de palma de coco con la que, junto a la hierba escoba amarga, limpia y purifica a los enfermos. Babalú-Ayé castiga mediante la gangrena, la lepra y la viruela. Le pertenecen todos los granos, y las mujeres a quienes aconseja en asuntos amorosos.

Babalú-Ayé es portador de magia y dominio espiritual, de fuerzas ocultas a las que obedecen ciegamente. Es además muertero, sabio como Orula y justo como Obbatalá. No es solamente el dueño del carretón que conduce los cadáveres al cementerio, sino que ya en sus recintos, es quien realmente recibe a todos los muertos. Sus collares son de cuentas blancas rayadas en azul.
Él significa mucho dentro de los orishas, es uno de los mayores, es un santo de fundamento y dentro del orden ritual, ocupa uno de los primeros lugares. En cuanto a la cultura cubana, San Lázaro simboliza el pan de los pobres, la esperanza de los humildes y la sanación de los enfermos. San Lázaro se insertó definitivamente en la tradición religiosa cubana a fuerza de recibir modificaciones en su culto aunque conserva aquellos caracteres originarios.

En el campo de la religiosidad popular, se adora a San Lázaro como Babalú-Ayé, para adorar o invocar al orisha, para rendirle pleitesía por mediación de la misma fe. Pero en realidad, no es lo mismo Babalú Ayé, con su piedra y sus caracoles y demás atributos dentro de su cazuela de barro con su tapa ahuecada, pasada por una serie de invocaciones y lavatorios por santeros facultado